
Miguel Rodero | No es solo el mal estado del firme, muy gastado y que empieza a presentar baches en múltiples zonas y arcenes hundidos. Tampoco son los diferentes taludes sin mallas de protección que arrojan piedras a diario a la calzada, ni la malla de la Curva de la Herradura que no soporta las bolsas de piedras que se acumulan en la parte baja ante la falta de mantenimiento.
Tampoco es la ausencia de asfalto rugoso en una carretera de alta montaña o la inexistente limpieza de cunetas… es el conjunto de todo ello lo que hace que la carretera que une Candelario con Béjar, de alto tránsito turístico y frecuente paso de autobuses, ambulancias y particulares, se encuentre en un estado de deterioro muy avanzado.
La Diputación no está realizado bien su trabajo y olvida esta vía que no ha recibido obras importantes de mantenimiento desde el año 2006.

