
El 28 de enero de 1960 se crea el equipo de esquí de fondo del Cuerpo, como consecuencia del aumento de las actividades al aire libre a partir de los últimos años de la década de los años 50, que trajo consigo la nueva necesidad de rescatar a personas accidentadas o extraviadas en áreas de montaña, siendo los avisos de accidentes recibidos en primer lugar por los puestos de la Guardia Civil, que los atendían con los escasos medios que en esa época tenían a su alcance.
Dada la climatología propia del invierno pirenaico, era lógico que se pensase en la formación de los guardias civiles que cubrían la primera línea fronteriza, no solo para poder ser eficaces en el servicio, sino también por su propia seguridad. Así surgen los primeros cursos de esquí para la Guardia Civil, bajo los auspicios de la Comandancia de Huesca.
A finales también de los 50, el Capitán de la Compañía de la Guardia Civil de Puigcerdá (Girona), José Ortega Monasterio, tuvo la idea de realizar unas competiciones anuales de esquí de fondo con los aduaneros franceses, creándose así la Patrulla de Fondo del Cuerpo a partir de 1960, constituyendo uno de los pilares sobre el que se asienta el nacimiento del Servicio de Montaña.
De dichos cursos y dichas competiciones va naciendo la idea de una Guardia Civil de Montaña, que se va madurando poco a poco y que comienza a materializarse añadiendo a la fase de esquí una de escalada, con lo que se daba a los miembros del Cuerpo una formación integral en montaña.
Y así se llegó a 1967, fecha importante en la historia del Servicio: la creación de las Unidades Esquiadores-Escaladores que se encargaban tanto del rescate en montaña como de la vigilancia de los pasos fronterizos en los Pirineos.
En 1981 se reorganiza este Servicio, creándose los actuales Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM).