
España ha experimentado un importante crecimiento demográfico en lo que llevamos de siglo XXI. Entre 2001 y 2019, el país ha pasado de tener 41,1 a 47 millones de habitantes. Casi 6 millones más de personas, lo que supone un crecimiento cercano al 15%.
Así se desprende del informe El reto demográfico y la despoblación en cifras, publicado por la Secretaría General para el Reto Demográfico, una cifra global que esconde realidades muy diferente porque en el siglo XXI se ha intensificado el proceso de despoblación que sobre todo se ha acelerado en la última década.
Castilla y León está entre las comunidades autónomas más afectadas por el abandono de población de sus municipios: casi el 88% de los municipios de la comunidad tenían en 2018 menos población que la que registraban en 1998. Tras ella, Asturias, Extremadura y Aragón son los territorios en los que un porcentaje más alto de municipios han visto mermados su población.
Una de los principales motivos para explicar la despoblación de parte de España es la emigración de los habitantes de estas zonas a otras partes de España. En estas últimas dos décadas, la población de los municipios de 1.000 o menos habitantes ha caído un 8,9% (142.000 habitantes menos). De esta forma, han pasado de concentrar el 4% de la población en el año 2000 al 3,1% en 2018.
¿Y dónde se van? Depende en gran medida de su punto de origen. Es cierto que ciudades como Madrid o Barcelona han visto estos años cómo su población se disparaba a consecuencia de los inmigrantes llegados de zonas rurales de otras partes de España, pero también las capitales de provincias o ciudades medianas han experimentado un crecimiento. El destino de los que se mueven de una zona está influido por su origen.