Las edificaciones, las infraestructuras energéticas, los coches… Son avances que han ido dotando a la sociedad de comodidades, pero a su vez le han arrebatado el placer de lo natural y mundano. Algo tan simple como tirarse en el suelo a buscar la paz mirando ese firmamento que sobrecoge y empequeñece la rutina diaria con todo un universo más allá de la Tierra. Esas barreras y contaminación han hecho que la observación de los astros sea un lujo del que cada vez es más difícil disfrutar, pero aún quedan reductos puros. Cielos limpios en los que identificar la luz que desprenden otros planetas o estrellas que llevan allí mucho más que nosotros y que nos sobrevivirán. Uno de ellos es la Sierra de Gredos.

A tiro de piedra de Madrid este valioso paraje natural abulense es uno de los rincones del país reconocido con el certificado de destino Starlight por sus magníficas condiciones para la observación astronómica y la astrofotografía: altitud, mínima contaminación lumínica y días despejados, que permiten al turista una experiencia única.

Aunque todas ellas son características que comparte la extensa Sierra de Gredos, para facilitar la observación existe una red de miradores estelares, que se despliega por las localidades de San Martín del Pimpollar, Navarredonda de Gredos, Hoyos del Espino, Navalperal de Tormes, Santiago de Tormes, Zapardiel de la Ribera, Navatejares, Puerto Castilla, Umbrías y Nava del Barco. Todos ellos incluyen paneles, una plataforma de observación, acondicionamiento del terreno, información astronómica elemental pensada para un público familiar no especializado, zona de aparcamiento y perímetro vallado para mayor seguridad. Además, se trata de accesibles para personas con movilidad reducida.

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