Una opinión de Miguel Rodero / Las elecciones generales demostraron que el peso electoral del Mundo Rural sigue siendo irrelevante para dar vuelcos, ya sea a uno u otro lado, y constatado lo que ya sabíamos, con el sistema electoral actual se premian las grandes circunscripciones y se castiga el voto en circunscripciones más pequeñas, que aglutinan un total de 99 escaños (del total de 350) y además concentra su población, y por tanto el voto, en las capitales, donde los problemas de la España Vaciada pasan de puntillas.

Lo malo de esta noticia no es que los moradores de los pueblos hayamos constatado lo que ya sabíamos, sino que los partidos han comprobado que el Mundo Rural no modifica los resultados electorales e inmediatamente se han acabado los proyectos, las promesas y la repercusión mediática. Volvemos a la irrelevancia antes de ni tan siquiera saborear alguna de las miles de medidas que se anunciaron.

En resumen, con los resultados en la mano, se puede pensar que, al final, a la hora de decidir qué se quiere para España, no ha habido tanta diferencia entre el mundo rural y agrario y el más urbanita. Las diferencias entre ambos mundos, que las hay, no han sido tantas como se esperaba y en esta ocasión los votos han unido al campo y la ciudad, lo cual perjudica al que menor fuerza tiene: El campo.

La descapitalización humana amenaza con extinguir la mitad de los 8.116 municipios españoles, con extender la desertización del campo y ahondar en la desvertebración territorial, ahora solo quedará esperar los proyectos municipales que planteen cada partido como último muro de contención para frenar el fallecimiento del Mundo Rural.

Lo que decidamos en los próximos comicios municipales será más decisivo que nunca.